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El Manifiesto Ágil


El 12 de febrero de 2001,17 destacados y conocidos profesionales de la ingeniería del software escribían en Utah el Manifiesto Ágil. Entre ellos estaban los creadores de algunas de las metodologías ágiles más conocidas en la actualidad: XP, Scrum, DSDM, Crystal, etc. Su objetivo fue establecer los valores y principios que permitirían a los equipos desarrollar software rápidamente y respondiendo a los cambios que puedan surgir a lo largo del proyecto.

Se pretendía ofrecer una alternativa a los procesos de desarrollo de software tradicionales, caracterizados por ser rígidos y dirigidos por la documentación que se genera en cada una de las actividades desarrolladas.

De esta forma se establecieron cuatro valores ágiles:
  • Valorar a los individuos y las interacciones del equipo de desarrollo sobre el proceso y las herramientas. Se tendrán en cuenta las buenas prácticas de desarrollo y gestión de los participantes del proyecto (siempre dentro del marco de la metodología elegida). Esto facilita el trabajo en equipo y disminuir los impedimentos para que realicen su trabajo. Asimismo compromete al equipo de desarrollo y a los individuos que lo componen.
  • Desarrollar software que funciona más que conseguir una documentación exhaustiva. No es necesario producir documentos a menos que sean necesarios de forma inmediata para tomar una decisión importante. Los documentos deben ser cortos y centrarse en lo fundamental. La variación de la cantidad y tipo de documentación puede ser amplia dependiendo el tipo de cliente o de proyecto. El hecho de decir que la documentación es el código fuente y seguir esa idea sin flexibilidad puede originar un caos. El problema no es la documentación sino su utilidad.
  • La colaboración con el cliente más que la negociación de un contrato. Es necesaria una interacción constante entre el cliente y el equipo de desarrollo. De esta colaboración depende el éxito del proyecto. Este es uno de los puntos más complicados de llevar a cabo, debido a que muchas veces el cliente no está disponible. En ese caso desde dentro de la empresa existirá una persona que represente al cliente, haciendo de interlocutor y participando en las reuniones del equipo.
  • Responder a los cambios más que seguir estrictamente un plan. Pasamos de la anticipación y la planificación estricta sin poder volver hacia atrás a la adaptación. La flexibilidad no es total, pero existen muchos puntos (todos ellos controlados) donde se pueden adaptar las actividades.

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